viernes, 28 de febrero de 2020

Las tres personalidades de Freud

Sigmund Freud
(1856 - 1939)

Copio aquí esta breve reseña de la entrada sobre Freud de la Wikipedia:


Sigmund Freud (Príbor, 6 de mayo de 1856-Londres, 23 de septiembre de 1939) fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.


No quiero extenderme demasiado en mi explicación, e intentaré ir al grano. Describo a continuación brevemente la teoría del psicoanálisis fundada por este autor.



Según Freud, nuestra mente está estructurada conforme a dos concepciones, la concepción topológica y la concepción dinámica.

La concepción topológica consta de tres niveles: el consciente, que corresponde a las percepciones, los pensamientos y los recuerdos a los que podemos acceder fácilmente y que nos permite adaptarnos y sobrevivir en sociedad; el preconsciente, que corresponde a los pensamientos, recuerdos y aprendizajes, no conscientes pero que se pueden hacer conscientes con facilidad; y el inconsciente, que corresponde a la parte no consciente retenida por fuerzas mentales que impiden el acceso y a la que sólo se puede acceder mediante terapia.

La concepción dinámica consta de tres estructuras: el yo (ego), parte de la personalidad que se encarga de evaluar y comprender la realidad y adaptarse al ambiente; el ello (id), que es la estructura más antigua, y que contiene los instintos, los deseos y los traumas; y el super-yo, que es la estructura sancionadora, encargada de reprimir los contenidos psíquicos inaceptables, y de integrar al individuo en la sociedad.

No parece muy complicado, ¿o sí lo es? Si analizamos más en detalle esta teoría parece que Freud parte de varios presupuestos, o al menos, éstas son las lecturas que puedo extraer de sus teorías:
  • Los traumas no se pueden superar, nos acompañarán el resto de nuestra vida y sólo la represión adecuada del dolor que nos producen nos permitirá seguir adelante.
  • Al no poder superar los traumas, como consecuencia, tampoco podremos madurar, es decir, nos quedaremos en un estado de adolescencia permanente, carentes de la templanza y la fortaleza necesarias para afrontar con garantías las dificultades que se nos pueden presentar a lo largo de la vida.
  • Almacenaremos siempre en nuestra mente contenidos psíquicos inaceptables, es decir, seremos siempre esclavos de estos contenidos psíquicos rechazables, cuya carga se nos irá haciendo cada vez más pesada y, por tanto, como consecuencia, también se nos hará imposible incluso poder morir en paz :-(

Bien, por mi propia experiencia he podido comprobar que esta teoría no se ajusta a la realidad:
  • Los traumas se superan aprendiendo a quererse a uno mismo, gracias al amor que podamos recibir de nuestro entorno.
  • Sí se puede alcanzar la madurez, si bien se requiere un proceso de aprendizaje que puede extenderse durante bastante tiempo, en el que debemos ir intentando resolver como podamos los problemas que nos vayan surgiendo. En realidad, no importa cuánto tiempo nos lleve, no debemos tener prisa, porque cada cosa llega en su momento. Adquirir esta actitud de tratar de resolver los problemas resulta fundamental para afrontar cualquier dificultad que se nos pueda presentar cuando llegamos a la edad adulta.
  • En cuanto al tercer punto, como es lógico no he muerto aún, pero he visto morir a mis abuelos, y por ello sé que sí podemos morir en paz, es decir, sin sentimientos de culpa.

Dicho esto, creo que esta teoría del psicoanálisis parece un tanto destructiva, ¿no? Me resulta extraño, e incluso peligroso, que ya de lleno en el siglo XXI, y por lo que parece, estas ideas sigan teniendo cierta aceptación.

Desde mi punto de vista, lo que sospecho es que esta teoría sólo se ajusta a la propia patología de Freud. De hecho, dudo seriamente de que sus teorías hayan conseguido ayudar a nadie más. Al menos, me atrevo a lanzar esta pregunta:

¿Alguien a quien se le haya aplicado el psicoanálisis estricto que propone Freud ha conseguido mejorar exclusivamente gracias a esta terapia?

Y aún diría más:

¿Ayudan estas teorías a los propios terapeutas que las aplican sobre sus pacientes, o sólo les producen aún más remordimientos?

Ahí lo dejo.


En memoria de mi abuelo Jesús
fallecido en la madrugada del día del trabajador del año 2010

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