lunes, 13 de enero de 2020

Cuestiones éticas contemporáneas: La sospecha sobre la sospecha

Estoy enfadado. Estoy enfadado y triste. Estoy enfadado porque llevamos ya mucho tiempo tirándonos los trastos a la cabeza unos a otros. Estoy triste porque mucha gente ha muerto de forma injusta desde hace ya demasiado tiempo y mucha gente sigue sufriendo hoy innecesariamente para que hoy yo pueda estar escribiendo esto, y vosotros podáis estar leyéndolo. ¿No estamos pagando un precio demasiado alto?


Aristóteles (384 a. C. - 322 a. C.)
Este enfado y esta tristeza me vienen después de indagar un poco en la evolución de la moral desde la modernidad, y leer un poco también a los clásicos, en concreto, la 'Ética a Nicómaco' de Aristóteles. Según lo entiendo, el objetivo inicial de todos estos estudios era conseguir entender las claves para tener una vida plena, y una vez hecho esto, transmitir este saber a aquellos que pudieran estar interesados. Sin embargo, la evolución de la sociedad occidental desde hace ya varios siglos parece alejarnos cada vez más de poder lograr esta vida plena. Parece como si a la vez que conseguimos unos avances tecnológicos deslumbrantes, nuestra humanidad se fuese oscureciendo cada vez más..., casi sin permitirnos siquiera pensar con claridad. Cuando hemos conseguido tener más medios que nunca en la historia, parece como si a la vez, de forma que podría parecer paradójica, estuviésemos caminando hacia atrás en cuanto a humanidad.

Karl Marx (1818 - 1883)
Bien, ante estos hechos tengo algunas ideas que quiero poner en común. Primero quiero dejar claro que no es mi objetivo culpar a nadie de toda esta regresión humana de los tiempos modernos. Supongo que es necesario que la civilización occidental atraviese todas estas fases. Pero, al menos a mí ya se me está acabando un poco la paciencia. Por eso quiero destacar estos dos puntos principales que extraigo de mis indagaciones.

  1. La mayoría de los pensadores modernos pertenecen a clases acomodadas. Es decir, su forma de entender la vida está condicionada por esta categoría social. No creo que sea justo tampoco quitar mérito a sus trabajos sólo por esta cuestión, pero hay una parte de la vida que no han experimentado, que es la de las personas sencillas. Creo, por tanto, que la mayoría de las conclusiones a las que llegan son parciales, no valen para todos. De algún modo podría sospechar que lo que consiguen estos pensadores con sus teorías (quizá de forma inconsciente), es perpetuar a las élites en el poder, que sólo pueden cambiar de unos clanes a otros. Incluso las ideas de Marx, al que muchos incluso en nuestro tiempo le atribuyen méritos de favorecer a las clases oprimidas, y que han servido para ganar derechos, pero también han traído incontables desgracias, parece que no han servido para resolver casi ninguno de los problemas de convivencia que seguimos arrastrando desde hace siglos. De hecho, todos estos problemas casi parece que cada vez son más difíciles de resolver, cuestión de la que ya he hablado en un artículo previo en este blog.
  2. Todos estos pensadores de la modernidad tenían una gran formación clásica, de los pensadores griegos y cristianos, sobre la que tratan de construir sus teorías. Parece que muchas veces nos olvidamos de que es gracias a la formación que recibimos por la que podemos luego desarrollar nuestro pensamiento y así transmitirlo de vuelta a la sociedad. Destaco este punto porque en nuestro tiempo, parece que muchos atacan lo clásico, como catalogándolo de obsoleto, y parece que se nos quiere imponer que las ideas modernas son las correctas. Pues bien, si hemos llegado a estas ideas modernas es gracias a lo clásico, así que ustedes dirán.

Creo que haríamos bien en dejar de lado todas estas diferencias y ponernos manos a la obra en seguir construyendo nuestra humanidad, afrontar los problemas, ayudarnos unos a otros, trabajar todos como un equipo, de una vez. Más que nada porque nuestro tiempo podría estar acabándose. Por hoy, nada más que decir.

Dedicado a mis amigos aficionados al Rayo Vallecano

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