Anoche discutí con mi padre. Me pidió un favor, y cuando se lo hice, no me dio las gracias. Le dije 'al pan, pan y al vino, vino' y 'lo que está mal, está mal, y conviene recordarlo de vez en cuando'. Mi padre es un buen hombre, trabajador y honrado, pero le cuesta hablar claro, y escuchar a los demás.
Al terminar la discusión, le dije 'voy a dormir'. Él me contestó 'que descanses', y yo cerré el diálogo diciendo 'gracias papá'.
Padre e hijo |
La lectura que extraigo de esta situación es que no debemos agobiar demasiado a aquellas personas que no quieran atender, o que no quieran complicarse su existencia en exceso.
Todos tenemos nuestra función en la viña del Señor, y todos somos necesarios. No podemos culpar a una persona por no darnos las gracias en un momento dado, hay que verlo en conjunto, y en perspectiva.
Si esta actitud es demasiado repetitiva, es el mal que está haciéndose con su ser, y bastará con recordárselo puntualmente de vez en cuando.
4 de septiembre de 2013
Aprovecho para felicitaros a todos estas Navidades.
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